lunes, 10 de agosto de 2009

Ejercicios Tántricos: Mula Bandha


El Tantra es la dimensión del sexo que se utiliza para expandir la conciencia, y no tiene como objetivos principales la reproducción o el mismo orgasmo.
La práctica tántrica puede ser sinónimo de sexo tranqulizante, y así puede por ejemplo utilizarse para aliviar el insomnio o incluso como agente curativo. Pero, en nuestra sociedad occidental esta dimensión es normalmente reprimida, por prejuicios culturales y condicionamientos sexuales que no nos permiten tener una actitud sana y libre hacia el sexo.
Entre esos prejucios, podemos mencionar los sentimientos de culpa que se sienten debido a que se piensa que algunos comportamientos son malos, enfermizos, anormales, o pecaminosos. Por otro lado, los condicionamientos son por ejemplo el hecho de que para tener una relación sexual, debemos estar en un momento perfecto, con todas las condiciones a favor, sin tensión, sin dolor de cabeza, y totalmente estables emocionalmente. Estas circunstancias perfectas casi nunca se dan, y cuando ocurre es cuando la gente se perimite experimentar en el sexo, para llegar al orgasmo, que se ve como el único fin, y por lo tanto lo más importante de la unión.
El problema con esto es que primero al restingir la posibilidad de hacer el amor a las circunstancias perfectas, casi nunca se puede, y además, se evita que el sexo sea la forma por la cual se alcance el equilibrio psíquico y físico que hemos perdido por el enfrentamiento diario con la vida.
Ahora bien, la expansión de la conciencia que busca el Tantra, se logra por efectos que el tacto tiene sobre los estados cerebrales y sobre la personalidad, y la experiencia sexual es ante todo -según el Tantra- una actividad donde se experimentan intensas sensaciones táctiles.
Por esta razón es que el camino hacia el despertar tántrico se inicia con el reconocimiento y la superación de los prejucios sexuales que nos reprimen, pero también se necesita de una total conciencia de los gónadas. Para lograrlo hay que aprender a contraer los esfínteres anal y uretral. Tal contracción se aprende con uno de los ejercicios tántricos que provienen de la tradición ancestral del Medio Oriente.

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